Me inicié en la tecnología informática hace ya veintinueve años. En aquella época un Kbyte costaba el equivalente a 24€. Con esto ya se puede ir haciendo idea de la evolución del mercado tecnológico en este lapso de tiempo. Actualmente por 24€ se pueden comprar 16Gb en un pendrive.
Ayer recibí mi primer disco SSD, después de darle muchas vueltas, leer docenas de artículos de blogs y foros, ver vídeos y un intento anterior de compra. Hacía unos meses había adquirido un disco híbrido, pero aunque algo más rápido, no se apreciaba realmente una mejora en la ejecución de programas. Ayer sí. Fue espectacular.
El sistema (Windows 2008 R2 en un portátil HP conprocesador de dos núcleos y 4Gb de RAM) arrancó en segundos (se-gun-dos) y pude comprobar que desde que introduje las credenciales hasta que pude pulsar la "bola" de Windows pasaron otra vez pocos segundos.
Hice la primera prueba de hibernación y sorprendentemente casi tardó más en arrancar desde el estado hibernado que en hacerlos desde cero. Entiendo que se debe a que los SSD son más eficientes leyendo ficheros de pequeño tamaño que archivos grandes.
Una vez que se me pasó el momento de pasmo empecé a revisitar cuestiones sobre el rendimiento del software y aprovechamiento del hardware que durante años he ido observando.
Cuando los ordenadores tenían un Mhz o menos, la memoria se medía en Kb y los precios del hardware eran astronómicos sólo era posible mejorar el rendimiento de las aplicaciones optimizándolas al máximo, estrujando el cerebro para conseguir las mejores rutinas (ni objetos, ni procedimientos, ni funciones, eso aún no había llegado). Se iba de la eficacia (conseguir resolver el problema) a la eficiencia (hacerlo de la mejor manera posible) manteniendo el hardware. El coste de venta de un programa, incluso siendo alto, era muy inferior al del ordenador que lo albergaba. La capacidad de los programadores para sacar lo máximo de cada equipo hacía que se consiguieran auténticas maravillas.
En mi caso personal llegué a desensamblar un programa y reescribirlo para que se ubicara en la zona de memoria de pantalla para que pudiera tener el máximo espacio posible de memoria convencional para suu fines. Esto fue bastante aplaudido por aquellos amigos que recibieron su copia. Como no había acceso a internet la difusión de mi versión modificada no fue muy extendida.
Con el paso del tiempo el hardware fue, por un lado mejorando en capacidad y rendimiento y por otro reduciendo su precio. Como consecuencia de esto se produjo un efecto en el hardware que seguimos observando. Los programas se iban haciendo, cada vez más, sin tener en cuenta obtener el mejor partido de la máquina para la que se estaba programando porque se tenía la cereteza que en un breve plazo de tiempo y con una ampliación del hardware se conseguiría mejorar la velocidad y no tener límites de memoria.
Conforme más rápidos se han ido haciendo los ordenadores y sus componentes más se ha ido relajando el esfuerzo por mejorar el software desde el punto de vista de la eficiencia.
De estos hechos se pueden apreciar dos casos que llaman la atención actualmente.
El primero sería el caso de Windows Vista. Sobre un hardware equivalente al empleado para XP (pongamos una CPU de un solo procesador y 1Gb de RAM, el disco duro ATA) el sistema no es capaz de funcionar a una velocidad aceptable. Si se amplia la memoria se inroduce un mejor procesador y se usan discos SATA el uso se hace más fluido, pero sigue siendo complicado usarlo a la velocidad a la que se espera que un equipo de altas prestaciones lo haga. El paso dado por MS fue optimizar Windows VISTA y sacar Windows 7 que no deja de ser una variante más rápida. De hecho hace pocas semanas que ha salido el SP1 para Windows 7 (y 2008R2) que mejora notablemente el uso de los recursos. Esto no hubiera pasado si los discos SSD estuvieran en todos los PCs, ¿por qué? Porque la aceleración que son capaces de ofrecer en la lectura/escritura de datos comparada con los convencionales magnéticos es tan grande que sólo esto hubiera servido para hacer pasar por un sistema operativo rápido a Windows Vista. Así que podemos estarle agradecidos a la industria de los SSDs por no haber abaratado sus precios y aumnetado sus capacidades antes.
El otro caso (voy a meter todos los dispositivos en el mismo saco) es el de la aparición de los netbooks, las tablets, los minpcs y los nuevos productos de Apple. Son equipos que utilizan hardware de bajo rendimiento, pero que, en unos casos (netbooks y tablets) no necesitan grandes recursos y en otros (Apple) trata de sacar lo máximo de procesadores y cantidades de memoria que para un entorno Windows resultan insuficientes. En este caso han optado por la eficiencia.
Lo que me temo es que en los próximos años volveremos a ver cómo nuestros ordenadores vuelven a tradar minutos en arrancar, pese a tener sistema de 64 bits, memorias de alta velocidad, discos rapidísimos y cpus con n-núcleos.
El otro caso (voy a meter todos los dispositivos en el mismo saco) es el de la aparición de los netbooks, las tablets, los minpcs y los nuevos productos de Apple. Son equipos que utilizan hardware de bajo rendimiento, pero que, en unos casos (netbooks y tablets) no necesitan grandes recursos y en otros (Apple) trata de sacar lo máximo de procesadores y cantidades de memoria que para un entorno Windows resultan insuficientes. En este caso han optado por la eficiencia.
Lo que me temo es que en los próximos años volveremos a ver cómo nuestros ordenadores vuelven a tradar minutos en arrancar, pese a tener sistema de 64 bits, memorias de alta velocidad, discos rapidísimos y cpus con n-núcleos.
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