viernes, 10 de octubre de 2008

Comer piedras


Hace nueve años empecé a buscar un piso. Tras varios años ahorrando en una cuenta vivienda (que Dios confunda al que inventó tal engañifa) me decidí a comprar algo. Empecé, como buen pardillo, confiando en los agentes de las agencias inmobiliarias.
En tres meses constaté que un piso que costaba 16M de pesetas pasaba a costar 24M. En aquel momento y otros posteriores fui comprobando cómo cada cuál se jactaba de haber comprado su piso en el mejor momento y como casi todo el mundo que ya tenía un propiedad bien al completo o bien compartida con el banco -el banco o caja que fuera- se sentía millonario. La frase habitualmente era: "Pues mi piso ahora debe estar valorado por lo menos en 70M de pesetas." (Luego 420.000,00 €)
Todo el mundo hablaba de la burbuja inmobiliaria, pero ninguno queríamos ver que más tarde o más temprano que como buena burbuja su destino tendría que ser estallar.
Parece que ha estallado hace un año más o menos. Lo cierto es que actualmente quien se veía provisto de una fortuna fenomenal, al menos en potencia, y segura (porque "el suelo es lo único que no baja de precio") ahora se puede sentir el día en que necesita liquidez y nadie se la da o le valoran en menos de lo que pagó aquello tan seguro que tenía. De como que nos podemos sentir como el Rey Midas cuya maldición le impedía comer ya que todo lo que tocaba se convertía en oro (incluso la comida). La diferencia es que actualmente los nuevos Reyes Midas nos vemos en la tesitura de tener que comernos nuestros ladrillos o nuestras piedras, eso ya depende del tipo de vivienda.

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