domingo, 2 de enero de 2011

Explicar las cosas

¡Con lo fácil que es explicar las cosas y que la gente lo entienda! Nos hemos encontrado con que nos han querido ocultar la situación económica hasta que ya no le ha quedado más remedio al Estado que hacer de Robin Hood inverso.

Creo que fue en el verano de 2007, cuando trabajaba con una empresa de marketing, publicidad y eventos, que escuché a sus responsables decir que había bajado el trabajo y que para el sector se entraba en crisis. Lógico, los primeros en darse cuenta son siempre las empresas que dependen de la publicidad, pues la partida dedicada a este sector es de las que sufre primero los recortes. También es curioso porque en época de crisis es cuando más carne hay que poner en el asador y más imaginación para tratar de vender. Pero ya lo dice la máxima de la economía: el dinero tiene miedo, y vaya que si lo tiene.
Desde finales de 2008 (pasado un año y pico desde los comentarios que escuché a mis anteriores jefas - un saludo -) se empezó ha hablar de dificultades, pero salvables y de corto recorrido, pasado el tiempo ya no se pudo ocultar más la situación y por fin se mencionó la palabra impronunciable: CRISIS. A partir de entonces las medidas tomadas por el gobierno fueron gastar grandes partidas presupuestarias (y extrapresupuestarias) con el fin de aplacar la situación, se crearon fondos para el sistema financiero (los bancos), ayudas a la industria del automóvil o para los ayuntamientos. Curiosamente esto acabó con el superávit y comenzó la escalada de endeudamiento. Curiosamente en el mundo de la pequeña economía lo que suele funcionar es justo lo contrario, si no tienes, no gastas y de lo poco que te queda procuras ahorrar: "pero eso no funciona en macroeconomía" (¿?).
Lo cierto es que mientras los expertos en economía de los medios de comunicación decían que los mejor era resucitar a Keynes y aumentar la inflación. La gente común que se veía cada vez más con el agua al cuello reducía el consumo y los comercios abarataban los precios. Curiosamente lo contrario. Algo que para los ciudadanos de a pie parecía que era una buena medida, para los entendidos nos llevaba hacia el desfiladero de la deflación. Otra vez la macroeconomía no se lleva bien con la simple economía doméstica. El caso es que las medidas que se han seguido tomando van por un extraño camino con respecto a épocas anteriores. Por qué, porque antes en España se podía devaluar la moneda (eso nos hacía más pobres, pero más baratos y atractivos, económicamente hablando). El resultado era que todos los bienes a los que afectara el cambio de divisa se veían encarecidos, pero el ciudadano solía mantener intacta la cifra de su sueldo (un sueldo con el que podía comprar menos cosas porque en la práctica se lo habían rebajado). Pero en esta ocasión se ha optado por reducir el sueldo de algunos colectivos (aquellos que ya perdieron el empleo también vieron reducido su sueldo drásticamente, pero parece más doloroso perder mi 3% que otro pierda el 100%), aumentar los impuestos llamados indirectos, reducir las pocas desgravaciones que quedaban,eliminar ayudas y elevar la cuantía de todo aquello que depende del control de precios del gobierno: electricidad, correos, combustible ...
Curiosamente se ha seguido la misma estrategia que cuando España entró en el euro, pero en aquel momento la economía estaba al alza y ahora está a la baja. Desde entonces hemos asistido a un incremento continuo de los precios y a una apreciación ínfima de los salarios (de los ciudadanos corrientes que están entre loas 1000 y 2000 euros). Con lo que actualmente existe una clase media empobrecida a la que le sobreviene un aumento de la presión fiscal por un lado y por otro el aumento de los bienes de consumo básicos dado que estos están siendo el refugio de los inversores.
Hace unos años quien invertía lo hacía en tecnología, después en vivienda o fondos inmobiliarios, pero actualmente el que invierte lo hace en aquello que tiene garantías de que la población lo va a necesitar: Los bienes básicos de consumo (combustibles, alimentos de primera necesidad, minerales, lo que habitualmente se denomina sector primario). Eso va a provocar, posiblemente y no es mi deseo, una nueva crisis. Curiosamente, como mi amigo J.R. dice: Los especuladores son los Fondos financieros que están constituidos por los pequeños ahorradores que quieren una cierta rentabilidad y que paradógicamente consiguen que lo que les den por una lado se lo quiten por otro y alguien en medio se lleve una comisión.
¿Y no hubiera sido más fácil explicar las cosas cuando todavía había tiempo y capacidad económica? Desde mi punto de vista sí. Posiblemente para el gobierno hubiera tenido un coste electoral relativo, pero menor del que se prevee, al decirnos que lo mejor que podíamos hacer era reducir nuestros sueldos ya que no podíamos devaluar la moneda (por estar en el Euro) y reducir también los precios de modo que el efecto que conseguríamos sería el de una devaluación sin necesidad de entrar en una espiral de gasto sin sentido. Solicitar a la ciudadanía un esfuerzo para que el efecto acordeón se pudiera llevar a cabo, una reducción temporal que permitiera ir poco a poco recuperando la situación. Pero para eso había hecho falta quien lo explicara y quien lo quisiera entender.

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